Pamela tiene la mirada más hermosa que he visto.
Largas trenzas y una voz ronquita.
Once años recién cumplidos. Y sabe que es mujer.
Kevin se pasea con las manos dentro de los bolsillos del pantalón gris de colegio. La camisa afuera (la inspectora lo llama al orden), y con timidez estira la mano y la abre.
Un anillo plástico de colores brillantes es la joya que ha comprado para regalar a su compañera. Ella se deja querer y con aire de princesa le da las gracias.
Cuando la tarde deja caer su languidez sobre las casas y el sol desaparece entre los cerros, nostálgico, Pamela y Kevin vuelven por la angosta vereda rumbo a casa.
Caminan conversando las tareas, intercambiando apuntes, riendo sin prisa. Un delicado sentimiento les rodea, una aureola de inocencia, el perfume de los duraznos en flor, la primavera.
¿ Hay algo más hermoso que el primer amor?
lunes, septiembre 27, 2004
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