Le pregunto un amigo si él entiende el motivo, la razón o circunstancia de por qué en la televisión chilena están destacando personajes cada vez más virulentos y cínicos. Casi una apología al desatino (y perdone Dios que creó estos “adanes”). Opinan de este mundo y del otro y se dan el lujo de citar hasta las Escrituras con una soltura que da vergüenza ajena.
Mi amigo me responde que el contrasentido se debe a la excitación que nos provoca la buena verborrea.
Verborrea:
Charlatanería.
Cháchara.
Palabrería.
Locuacidad.
Labia.
Tollo.
Grupo.
Con ese currículo no necesitas tener nada. Ni estudios, ni buena pinta ni siquiera el tremendo apellido, como se acostumbraba. Sólo una lengua bieeen larga y en lo posible, virulenta.
Y una cierta impudicia para opinar de alguien conocido.
Sí, ya lo sabía; una siempre sueña el revés de la realidad, pero ésta se impone. Los astutos, los truculentos, los de engrupidores triunfan sobre los íntegros y los honestos.
Lo siento; quisiera conservar el optimismo. Difícil tarea.
domingo, diciembre 12, 2004
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