viernes, diciembre 31, 2004

Gracias.

Todavía no nos reponemos de una y viene otra, como una ola de imágenes que nos arrastran a la angustia y la consternación. Se nos mueve el precario equilibrio. Unos reprueban a Dios; otros se encierran en los malls y compran toda clase de oferta; algunos beben alcohol hasta quedar tirados en la cuneta. La cuestión es borrar el dolor.

El dolor no termina. Está ahí, heredado en los genes de Adán y Eva; traspasado de generación a generación.

A pesar de ello, doy gracias por aquel día feliz. Ese que compartimos una tarde de diciembre, casi al límite de nuestras fuerzas.

Gracias por ese soplo de esperanza que como un manto ha venido a rodearnos.

Gracias por Su Presencia que nos ayuda en nuestra debilidad.

Gracias por el don de Jesucristo.

Mucho quisiera poner en práctica el consejo de Pablo cuando le escribe a los filipenses: "orad sin cesar, suplicando a Dios por vuestras necesidades y no olvidando darle gracias por todo.
Hacedlo así, y la paz de Dios, que supera toda capacidad humana de comprensión, guardará vuestros pensamientos y vuestro corazón unidos a Cristo Jesús.
Permitidme ahora, hermanos, que todavía os diga esto: prestad la máxima atención posible a todo lo que sea verdadero, noble, justo, puro, amable, honesto y digno..."


Dios me ayude en este propósito.


jueves, diciembre 30, 2004

Tsunami.

“Nadie está seguro en ningún lugar”.
(Dicho en Canal 13)

El miedo, el terror, la incertidumbre y la muerte están a la vuelta de la esquina.
Siempre acechando.
Siempre dispuestos a entrar en acción y observar con placer nuestros rostros para incrementar la galería de expresiones de colección, como unos paparazzi sin dirección, dominados por deseos infernales.

De 70.000 a 100.000 seres humanos yacen debajo de las aguas, en fosas comunes o unidos al barro, inmortalizados en su gesto de sorpresa.
Desde Indonesia a Sri Lanka, los hombres y mujeres persisten en un pavoroso recuento de víctimas y la búsqueda de miles de desaparecidos en áreas completamente arrasadas por el mar.Lo que fue un paraíso hoy es desolación por todas partes.

¿Podría haberse evitado esta ruina tan grande en vidas?

Circula por la red la duda y no pocos alzan su voz hacia los organismos internacionales en víspera de la próxima “Conferencia Mundial sobre Reducción de Desastres de la ONU, que del 18 al 22 de enero de 2005 reunirá en Kobe (Japón), a representantes de los Gobiernos, organismos internacionales y organizaciones de la sociedad civil, para definir políticas y un plan de acción que integre la reducción del riesgo en la planificación del desarrollo en el próximo decenio (2005-2015)” (Blog de Arcadi)

Otros periódicos aducen estos desastres a “un castigo divino”. Incluso algunos hermanos promueven esta falacia. Colgarle a Dios el resultado de todos nuestros errores me parece una ofensa gratuita e inmerecida. Su tienes la más leve duda, pregúntale. Como David que confesaba su vulnerabilidad. “Sepa yo cuan frágil soy”, dijo en un intento anticiparse a alguna desgracia.

Indudablemente estar preparados minimiza los riesgos.

miércoles, diciembre 29, 2004

Sólo por esta vez.

- Estás enamorado.
- Y estresado.
- El tiempo se te evapora entre tanta tarea imposible.
- Te comes una manzana de desayuno. Por el hierro, dices.
- Un plátano por el potasio, importante para las carreras que trotas a la U.
- Dos litros de agua al día, por el sedentarismo del trabajo.
- Un yogurt descremado. Light en la medida de lo posible.
- Un durazno media hora antes del almuerzo.
- Mucha lechuga, quesillo y tomate.
- Naranjas por lo de la Vit. C
- Una hot dog de pasadita.
- Por supuesto, almorzar con mamá y a veces con papá.
- Como decía mi abuela, mastica bien, come lento y reposa.
- Luego, no te olvidas el cepillado después de cada comida. El dentista anda por las nubes y sus aranceles, también.
- Entre el ejercicio, los exámenes, los intríngulis de amor, las asiduas presiones de tú quien ya sabes, la influencia de los medios, las mil llamadas telefónicas y las fiestas de fin de año, disculpo que no escribas tu página, que olvides si existo, que ni por casualidad pases por mi casa, que mi buzón no reciba tus mensajes y se te haya borrado mi fono.

-Pero ésto sí no te puedo disculpar: Ayer tus labios estuvieron cerrados para alabar Al Que Vive.

jueves, diciembre 23, 2004

Natividad.

No tengo demasiadas objeciones hacia la Navidad.
Es más, me gusta que las ciudades se adornen y se enciendan luces de colores, se promueva un clima de paz y los niños reciban regalos. Más todavía si el nombre de Jesús es pronunciado.
En el colectivo un conocido me pregunta ¿Cómo fue que llegamos a esta costumbre? (sabes que siempre me preguntan las cosas más inverosímiles, como si se tratase de una enciclopedia ambulante y demás está decir que no lo soy).
Según los expertos, la Navidad es una fiesta que se celebraba antes del nacimiento de Cristo. O sea, como si se celebrara tu cumpleaños en 1900, cuando ni tus padres eran un proyecto todavía. Obvio que no era en honor a Cristo sino a otros dioses de índole diversa.
Con el correr de los siglos se realizó una simbiosis entre las fiestas babilónicas, romanas y celtas que llegaron a “cristianizarse”. Una amiga dice que se “redimen para el reino”, lo que no me suena tan razonable. Tal vez la primera Navidad con fiestas y regalos, árbol adornado y comidas especiales se haya celebrado cerca del año 354 D.C. con la aparición del calendario de Filocalo. Oficialmente el 440 es el año donde se adopta para esta celebración cristiana.
Al margen del nacimiento de Jesucristo, el imperio romano celebraba el 25 de diciembre, una gran fiesta llamada Natalis Solis Invicti (El Nacimiento del Sol Invencible) que no era otra cosa que un culto solar muy antiguo que se hizo popular bajo el mandato de Aureliano. En el mismo, los romanos pedían a sus dioses que permitieran que volviera el sol, ya que desde los primeros días de diciembre y hasta aproximadamente el 6 de enero imperaba en el lugar días oscuros y fríos, debido al solsticio de invierno. Esta especie de festival era tan popular que hasta los mismos cristianos participaban en él.
Antes del año 440 hubo muchas tentativas de instituir esta fiesta el 25 de diciembre, como el nacimiento de Jesús. Se ratifica el año 529, cuando el emperador Justiniano declara la fecha como día festivo.

En la actualidad hemos llegado a una festividad casi pagana, con Viejo Pascuero por todos lados y hemos olvidado el nombre de Jesús.
Mi propuesta es la del apóstol Pablo: “Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio. ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.”; que el nombre de Jesucristo sea levantado, recordado y su Espíritu sople sobre los hombres y mujeres que buscan la esperanza, no sólo en Navidad, sino en todos nuestros días.

¡Porque Él nació para los seres humanos! Eso es lo que cuenta.

lunes, diciembre 20, 2004

Declaración de principios.

"Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a vuestras conciencias.
Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros. Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne..."



miércoles, diciembre 15, 2004

"CONDITIO SINE QUA NON"


Para tener los resultados esperados hay varias condiciones sin las cuales éste no se produce.
Una: Saber o entender los tiempos que vivimos.
Momentos únicos e irrepetibles; una respuesta de misericordia hacia los que tienen hambre y sed de justicia. Una hoja en blanco para no repetir errores; para escribir en ella “lo verdadero, lo justo, lo amable, lo de buen nombre”.
Dos: Saber o entender la voluntad del Soberano, Omnipotente y Altísimo Dios de la Creación, del tiempo, el espacio y Autor de toda vida. ¿Cómo llegamos a comprender sus deseos para determinada situación, en especial para este momento? Relacionándonos con Él, acercándonos, inquiriendo en Su pensamiento. Amistad sin barreras. Trato honesto. Sin miedo.
Tres: Obedeciendo. La cruz fue difícil para el Uno ¿por qué debería ser más fácil para nosotros? Hacer nuestra la frase “que no se haga mi voluntad, sino la tuya”, es una condición esencial a la incertidumbre humana. Arrasar los prejuicios de la mente; anular la religiosidad a favor de la fe; destruir la cosmovisión humana para dejar que por esta vez Dios actúe con libertad, sin las cortapisas de la política y los deseos triviales propios de estas situaciones.
Es la voluntad del Soberano que cada circunstancia sea tratada santamente, sin artimañas preferenciales, sin caprichos, sin deshonestidad.

Que lo correcto se imponga.

Debería ¿no?

Gracias.

Todavía no nos reponemos de una y viene otra, como una ola de imágenes que nos arrastran a la angustia y la consternación. Se nos mueve el p...