lunes, agosto 16, 2004

Notas triviales acerca de algo serio.

El matrimonio es la principal causa de divorcio.
Groucho Marx (comediante)


Conversábamos con algunos amigos los titulares del domingo pasado respecto de la enorme cantidad de matrimonios que esperan se apruebe la ley de divorcio en Chile. Aproximadamente 70.000.

70.000 parejas que alguna vez se prometieron eso de “hasta que la muerte los separe” y etc.

70.000 mujeres que han llorado la tristeza de un descalabro.
70.000 hombres que han contemplado como alucinados la progresiva destrucción de lo que más aman y no pueden remediarlo.

¿Cuántos niños han crecido o crecerán sin padre?
¿O sin la madre?
Mis amigos sugerían algunas ideas para prevenir: Que hubiese escuelas pre-matrimoniales; que se crearan lugares de consejería en las iglesias; que se aconsejara a los jóvenes.

¿Cuál es la receta para que un hombre y una mujer vivan armónicamente su vida de hogar? Podría darse muchas, tal vez para cada pareja haya una distinta. Sin embargo hay algo básico que va más allá del enamoramiento, las cosquillas en el vientre y las campanillas sonando: Que Jesucristo sea, de palabra y de hecho, el Señor de ambos.

Una dijo refiriéndose a lo que dice el apóstol Pablo respecto de “mujeres estad sujetas a vuestros propios maridos” (Carta a Los Efesios), que si los maridos amaran como se aconseja en la misma carta, ninguna mujer podría resistirse a ese amor.

Personalmente, lo único que tengo claro es que Dios hizo bueno el vivir juntos, un hombre y una mujer.
Que debería seguir siendo bueno.
¿En qué parte del camino se volvió el trastorno que enfrentan nuestras sociedades? Porque ni la mejor ley de divorcio nos va a arreglar el panorama.
¿Acaso el amor, la lealtad, el respeto y el compromiso mutuo ya no son suficientes?

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Gracias.

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