miércoles, junio 30, 2004

Run Run se fue p'al Norte.

"En un carro de olvido,
antes de aclarar,
de una estación del tiempo,
decidido a rodar.
Run-Run se fue pa´l Norte,
no sé cuándo vendrá.
Vendrá para el cumpleaños
de nuestra soledad.
A los tres días, carta
con letra de coral,
me dice que su viaje
se alarga más y más…
Run-Run se fue pa´l Norte
yo me quedé en el Sur,
al medio hay un abismo
sin música ni luz,
ay ay ay de mí.”
(Violeta Parra)

Me pasó lo mismito que a la Viola. Mi amiga se fue a La Serena, no sé cuándo vendrá. El cartero pasa en bicicleta por el frente de mi casa. ¿Nada?, le pregunto. Nada, me responde con cara de circunstancias.
Dice otro cantor que “cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”. Cuesta vivir sin ella, en especial esos domingo de café y de “arrancada” hacia la cocina de La Capilla mientras los otros cantan los milenarios himnos. Hablar naderías o profundas verdades irrefutables. Cantar juntas, reírnos, llorar o bailar al ritmo de la alegría, en fin, la vida con sus concéntricos momentos; cientos de pequeñas historias que unen con hilos invisibles.
Sin embargo eso es la amistad. La libertad de irse o de quedarse. La confianza de volver como si no hubiese distancia ni tiempo.
No me quejo, he sido privilegiada por la vida; sé lo que es tener una buena amiga, y no lo considero poca cosa. Es más, una amiga es un obsequio raro que Dios concede, en especial a los seres solitarios.

Cuando la eternidad que está a la vuelta de la esquina nos alcance, cantaremos la canción inolvidable y nada nos será ajeno.


martes, junio 29, 2004

Non possumus.

Era la última persecución. La más cruel e indigna. En un golpe final, el emperador anuncia cuatro edictos: derribar las iglesias, quemar los libros sagrados, privar de los derechos civiles de todo al que adhiera a “esa” religión, cárcel y muerte si se ponían muy porfiados.
La historia es circular y como dice el antiguo rey “lo que ya ha acontecido volverá a acontecer; lo que ya se ha hecho se volverá a hacer” (Salomón). Tal vez no se use las armas. Una sonrisa sarcástica basta. Un adjetivo descalificativo. Una ofensa sutil, casi inocente.

Todo comenzó en la antigua Jerusalén, con Pedro y Juan, en medio del enorme alboroto que produjo la sanidad milagrosa de un hombre. Presos, determinó la ley. Amonestaciones varias. “Juzgad (dice Pedro) si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos (non possumus) dejar de decir lo que hemos visto y oído. Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.”
Casi 250 años perseguidos. Luego la paz, otra vez acosados, de nuevo la paz. Ha sido la historia de la iglesia y el grito por todas las edades: “porque no podemos…” No podemos imitar, no podemos pactar, no podemos callar. Nos tildan de fomes, timoratos, demasiado respetuosos, y a nuestro alrededor se desata un ambiente de guerra fría o caliente; con implacable intolerancia (se dicen tolerantes) somos juzgados si no estamos de acuerdo con sus argumentaciones o propuestas desmedidas. A veces ni se nos da el derecho a la réplica.
Como mi abuela, como mi madre, estoy aquí, de pie para decir (perdonen todos aquellos que no concuerden conmigo) que no puedo dejar de hablar de Jesucristo. El es mi Señor. A otro no daré la gloria (¡Y que Dios me ayude!)

lunes, junio 28, 2004

El día que conocí el mar.

A los 12 años mi madre me llevó a la playa. Me sentí igual que Balboa cuando vio el mar Pacífico por primera vez. Y como él di gracias a Dios por ese regalo magnífico.

Era el mes de septiembre, para ser exactos el día 25, del año 1513. Mientras Erasmo de Rótterdam, allá en Europa publica su Elogio de la Locura, y Cortés ultima la conquista-colonización de Cuba, Vasco Núñez de Balboa tala a cuchilladas la selva del istmo de Panamá. Busca oro y datos sobre la "otra mar", esa que los indígenas le han contado es inmensa. Más allá de sus penurias, de las continuas guerras, la muerte de sus amigos, las pestes y el hambre que despedaza su entorno, la pasión lo impele hacia el oeste. Sueña esas aguas azules y caprichosas que como una amante, esperan tendidas bajo un cielo perfecto. Siente cada vez más cerca el olor y la presencia de la inmensidad. El viento le susurra noticias del eterno ir y venir de esa playa nunca vista. Asciende el pequeño cerro dando golpes, abriendo camino con desesperación, como si fuese a llegar tarde a la cita más importante de su vida. Corre, deja atrás el equipaje y se enfrenta solo a la fama de su nombre inscrito en cada libro de historia donde se hable del Pacifico. Hunde sus pies en la mansedumbre que lo espera en un día de gloria. Y bendice a Dios por el regalo magnífico.

domingo, junio 27, 2004

No es cuestión de género.

1.- ¿Por qué existe el machismo?... porque de ilusiones también se vive.
2.- ¿Por que Dios hizo primero al hombre y después a la mujer? - Porque echando a perder se aprende.
3.- El hombre es un animal doméstico al que, si se le sabe amaestrar con suavidad y con firmeza, se le puede enseñar a hacer casi todo
4.- El hombre se casa por falta de experiencia, se divorcia por falta de paciencia, y se vuelve a casar por falta de memoria.
5.- Entra una mujer a una biblioteca y le pregunta al bibliotecario:
-Por favor, ¿dónde está la sección de los derechos de la mujer?
Bibliotecario -la ultima estantería a la derecha, la de ciencia ficción.

Cientos de páginas de humor machista-feminista se difunden en la Red, con mayor o menor malevolencia, pero todas en un tono descalificativo. ¿Tienes una idea del porqué?

Me llama la atención una encuesta reciente. Resultado, un 17% de las chicas ven a los hombres con rasgos mayoritariamente negativos (este estudio lo hicieron psicólogos en 14 naciones, entre ellas: Argentina, Perú, México, Alemania, Australia, Taiwán, etc.). Lo curioso es, sostienen, que la tendencia se repite en casi todo el mundo.
Los hombres son arrogantes. La visión sobresaliente que tienen las mujeres acerca de los hombres es que son arrogantes, tan seguros de sí mismos que imponen sus criterios por sobre los demás. Además, se los ve como independientes, altamente competitivos y hasta hostiles entre ellos. Su deseo de sobresalir reflejaría para las personas, dice el estudio, la egoísta ambición de los varones que los hace no preocuparse por los demás.
Sin embargo, pese a estos prejuicios, ellos son vistos como más inteligentes, capaces de liderar y como la primera opción a la hora de contratar para un trabajo, principalmente si se trata de una posición importante.
Las mujeres delicadas. Ellas, en tanto, son vistas como cálidas, dispuestas a trabajar en comunidad, preocupadas de los otros y dulces (¿?). Sin embargo, estos rasgos positivos son contrastados por el hecho de que también se cree que son incompetentes, poco ambiciosas, frágiles y delicadas, por lo que deben ser protegidas y guiadas por quienes son más capaces. Además, son vistas como desordenadas emocionalmente.
La razón de estas apreciaciones estaría en que, a pesar de la incorporación de la mujer al trabajo o del hombre a la crianza de los hijos, no hay un cambio de pensamiento.

No somos enemigos. No deseo ser igual un hombre; me gusta mi condición femenina. Pero tampoco adhiero a ese arquetipo de mujer lánguida y desprotegida, de ojos soñadores, moviendo las pestañas graciosamente a punto de hacer un puchero si sus deseos no se cumplen. Soy una persona, independiente de mi condición de mujer. No deseo concesiones por ello, pero tampoco deseo ser menoscabada.
Considero la tan famosa “guerra de los sexos” una lesera (perdona que sea tan violenta). Me enferma que los seres humanos desmerezcamos al otro por su sexo. Hombre o mujer es una condición que no buscamos. No hay mérito en ello. No es una cuestión de género, sino de respeto al otro en su condición, como tan sabiamente lo dice el A. Pablo: “Por consiguiente, al ser todos de Cristo no cabe ya establecer diferencias entre unos y otros, sean judíos o griegos, esclavos o libres, hombres o mujeres; porque todos somos un solo cuerpo en Cristo Jesús.”

sábado, junio 26, 2004

Inclinación a la Escatología.

Cumplía 15 y ya había leído el Apocalipsis. Lo poco y nada que entendí me pareció fantástico. Quise especializarme en Escatología. No, todavía no soy especialista en nada. Sigo intentando y esperando que el Espíritu me revele lo que dice la letra.
Me gustó en especial la parte del librito dulce como la miel, abierto sobre la mano de un ángel.
“Me acerqué al ángel y le pedí el librito. Él me respondió: Sí, toma y cómetelo. Te causará amargor en el estómago, aunque antes, en la boca, te habrá sabido dulce como la miel.” Extraño. Podría haberle dicho: “Toma y léelo”. Con los años supe que las palabras alimentan tanto o más que el pan o la leche. Y además pueden resultar a la vez que dulces, amargas.
Aun así, adhiero a la palabra en todas sus formas. No comparto esa tan repetida frase de los publicistas: "Una imagen habla más que mil palabras", pues son contados los avisos publicitarios que carezcan de ellas. Una imagen es un instante detenido y se justifica con la marca que la acompaña. De lo contrario será una foto familiar, limitada a su entorno. Conste, me agradan todas las artes visuales.

Si te empeñas en abrir un libro (en especial El Apocalipsis, esconde una bendición adicional), y descubrir lo que contiene, habrás hallado la olla con el tesoro al final del arco iris, y no sólo serás rico, también dichoso y tal vez al mismo tiempo llorarás. No puedo garantizar nada; lo único que sé es que la luz que brilla en el lejano atardecer y el sol que nace cada día y todos los misterios y las risas, todo será tuyo. Eso, querido, querida, no tiene precio, espacio, ni tiempo.

viernes, junio 25, 2004

Mascotas

El criaba arañas pollito. Todas las tardes se metía en la cueva donde las guardaba para que nadie lo supiera. Ellas caminaban sobre su cuerpo y él les conversaba sus sueños. Un día viajaría al Oriente, tal vez por todo el mundo. Ellas se entristecían cuando hablaba así, y le mordisqueaban la punta de los dedos, traviesas, presintiendo la separación. Cuando alguien llegaba a visitarlos, ellas corrían hacia la parte más oscura y él atendía a las visitas como si nada.
Un día sucedió lo inevitable. La más pequeña cruzó la entrada y llegó hasta el comedor, justo a la hora del té. Fue el último que recuerda. Todos corrieron en una nerviosa retirada, desapareciendo como si el gesto de un prestidigitador los hubiese tocado.
Ahora viaja por Japón, Estados Unidos, Francia; el mundo es pequeño para la utopía que lo anima. En su casa, cercada por un alto muro, pasean tranquilas cientos de arañas pollito, esperando que regrese.

(Para Pablo)

miércoles, junio 23, 2004

Trabalengua.

Un aporte a la educación. Si logras repetir de corrido este verso, habrás mejorado la dicción. Felicitaciones si lo intentas.

El cielo está encaramintintangulado,

el que lo desencaramintintangule

buen desencaramintintangulador será.

martes, junio 22, 2004

Nostalgia.

Había aprendido a leer "de corrido" y todas las noches leía en voz alta el sueño de esa ciudad sin puertas ni murallas donde “el lobo morará con el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito; el becerro, el leoncillo y el animal doméstico andarán juntos, y un niño los conducirá. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas, y el león, como el buey, comerá paja.”
Mi madre escuchaba absorta la lectura, era la mejor hora del día. En aquella ciudad no había cárcel ni hospitales, mucho menos cementerios. Tampoco habría maestros que castigaran con el puntero sobre las manos ateridas o con la varilla en las piernas porque nos equivocamos en gimnasia. Mamá pedía siempre que le repitiera a Isaías, el poeta, especialmente: “Construirán casas y las habitarán, plantarán también viñas y comerán su fruto. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque como los días de un árbol, así serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán de la obra de sus manos. No trabajarán en vano, ni darán a luz para desgracia, porque son la simiente de los benditos del Señor, ellos, y sus vástagos con ellos. Y sucederá que antes que ellos clamen, yo responderé; aún estarán hablando, y yo habré oído. El lobo y el cordero pacerán juntos, y el león, como el buey, comerá paja, y para la serpiente el polvo será su alimento.”

Cuando cerraba la Palabra, mamá dormía, descansando de tanto trabajo. Yo la arropaba y luego hojeaba alguna revista de caricaturas, el Pájaro Loco, la Pequeña Lulú o algún ajado Condorito que la amable amiga Julia me prestaba. Tirada en la alfombra, a la luz de una pequeña ampolleta, las caricaturas vivían confundidas con lobos y corderos, con casas hermosas y un cielo luminoso.

Aún sueño con esa ciudad, no tiene puertas ni murallas y la Justicia la gobierna. Como en aquellos días, me duermo sobre las páginas del poeta, repitiendo sus palabras hasta que me duermo, cansada del trabajo cotidiano.

lunes, junio 21, 2004

Obstinación.


"Luego añadió:
No les pongas sello a las palabras proféticas que este libro contiene, porque está cerca la hora de su cumplimiento. Entre tanto, que el injusto siga siendo injusto, y que el impuro siga siendo impuro; pero que el recto siga siendo recto, y que el santo siga siendo santo."



A veces esta tierra no parece la tierra;
a veces parece otro planeta.
Cada imagen que golpea los ojos de los niños
ha sido editada por adultos,
todo por el rating.

Dios los perdone (si se puede).




domingo, junio 20, 2004

El Raco.

En las noches de invierno, las gélidas, toda la comunidad se arrebuja en lanas, braseros, estufas y cualquier adminículo moderno que provea calor. La nieve brilla esplendente bajo la luz de la luna llena. No hay espectáculo más magnífico (salvo las puestas de sol en mayo) y más helado.
De pronto algo cambia. Se oyen voces de niños en los patios, cantos de evangélicos en la vereda de enfrente, risas de muchachas que juegan al eterno coqueteo en las esquinas. Es el viento, el Raco que sopla, primero tibio, luego más cálido y a eso de la medianoche, totalmente caliente. Los meteorólogos –que todo nos lo explican científicamente-, dicen que este viento sólo corre en el Cajón del Maipo, proveniente desde Argentina.
Libres del rígido confinamiento, con la noche profunda, el Raco baila en nuestros pies, envolvente.

sábado, junio 19, 2004

Signos.

Dentro de un mes morirá, mientras tramita su jubilación. El lugar donde debe firmar su finiquito quedará en blanco y los pasajes a la playa, comprados previamente para celebrar, los disfrutará su mujer con el nieto regalón.
En la negociación con el Ministerio espera lograr al final un 40% (contra el 30 que desean pagarle), porcentaje que nunca recibirán sus manos. Regresa cada día a casa, ignorando la bestia que le carcome las entrañas; ni siquiera presiente la tarde gris y lluviosa cuando lo lleven al Hospital, de donde no saldrá caminando.
Cumple cabalmente el horario, aún cuando sus pies hinchados apenas le resisten. Cada año de trabajo desarrolló algún dolor que no advirtió y sumados todos, el resultado da 30 días exactos.
Indudablemente, nadie ha realizado esta operación matemática para advertirle, o por lo menos que esté preparado. Ni el jefe (algunos dicen que es bastante soñador), ni el médico del servicio social -donde habitualmente controla sus achaques-, ha reparado en nada; no ha notado en su frente el signo ya determinado (tanto estudiar para ver tan poco).
Sólo yo lo sé, pero no puedo hablar. Según la ley que impera en la región, me han cortado la lengua por mentirosa.

viernes, junio 18, 2004

Cómo me hice adicta a las galletas de H2O.

Todo engorda (o casi).
Las estadísticas dicen que más de un 40% de los chilenos sufre de obesidad. Que los niños en el futuro tendrán enfermedades al corazón, que… todo negro.
¡Comer es tan rico! Pero hay toda una campaña para aguarnos la fiesta. Que el colesterol, que la glicemia, los excesivos carbohidratos, la diabetes, la mucura, la soliloquia (y otras palabrotas que no me atrevo a pronunciar); los médicos quieren que todas seamos flacas, medio famélicas y con el carácter hecho un asco. Porque dime ¿no se te echa a perder el día con tanta privación?
Que el pan, muchas calorías inútiles.
El chancho, cuidado con la triquinosis.
La carne, sin grasa saturada.
La crema, puro colesterol.
El cólera, el shu, el virus anta, amenazas por todos lados.
Coma lechuga –te dicen-, porotitos verdes, zapallitos, berenjenas (puaj), acelga, espinaca; consuma zanahoria, betarraga y nada en lata o congelado. (El Chino Ríos opina que el pasto es para las vacas ¿no tendrá un poco de razón?)
Todo fresco, al pie de la vaca, digo de la mata.
¡Idealistas los médicos!, todavía sueñan.
Claro que se van a quedar en ese limbo por un rato porque las empresas de comida chatarra están en alza en gran parte del mundo.
Los chiquillos, puro chester, papitas fritas, souflé de queso, galletas de monitos y déle al chicle miti-miti. Ni hablar de las carioca o las coco-chips, las mini kuky o los helados cretinos, digo creminos. Y la coca-cola por mayor. Anda a que entiendan esto de la “vida sana”. Habría que lavarles el cerebro, empezando por las mamis; no les niegan nada, “no ve que el niño puede sufrir un trauma”. Porque si hay alguien “consentidora”, eso son las madres de hoy.
Estoy de acuerdo, señora Doc. Acepto mi falta; me he excedido este invierno, entre un chocolate por aquí y un pastelito por allá. ¿A dieta rigurosa? ¿Puras galletas de agua?
En fin.
Pero quiero que entienda que hasta esa inocente galletica tiene más de 40 calorías.
Obligada a convertirme en rumiante, a puro pasto. ¡Será, pues!

jueves, junio 17, 2004

La otra milla.

“Si algún soldado romano te obliga a llevar su carga una milla (mil pasos, según medida romana) llévasela dos.” (Versión libre de Mateo 5:41)

Siempre me llamó la atención la palabra “la otra milla, o la segunda milla”. Me sonaba a un camino largo, de árboles frondosos, rodeados por un verde resplandeciente. El judío y el soldado se hacían amigos, al final del camino. Tonterías de una, digo yo.
La verdad histórica es un poco más fea que mi percepción mítica. Los judíos estaban bajo las órdenes de cualquier soldado que se les cruzara por delante, aunque fuera el “pelao” más insignificante. Cualquier soldado romano tenía el derecho de obligarlo a llevar la carga una milla (poco más de 1 kilómetro), con todos los disgustos que ello traía (para el judío, obviamente).

Imaginémonos el efecto, por ejemplo, de una persona que iba precisa a cierto lugar, y cuando casi ya está llegando, le obligan a llevar una carga en rumbo contrario. La inconveniencia que cualquiera interrumpa tu vida, sin hablar del trabajo, el sudor, la humillación y además ¡gratis! Nada de fácil.

Hoy el proyecto de Jesús parece difícil e impracticable en un mundo rápido, insensible y superficial
Los niños rezongan cuando se les manda algo.
Las mujeres reclaman en el hospital o en el supermercado.
Los hombres en la fila del banco.
Nadie quiere emplear su tiempo en otros (a menos que sea remunerado).
Muchas veces molesta que alguien nos quite tiempo, dinero o atención.
Tal vez (es una sugerencia nada más), podríamos buscar nuestra propia milla para caminar. Y es posible que descubriéramos en el servicio una especie de felicidad.

miércoles, junio 16, 2004

Un regalo para Kitian.

Decálogo del escritor.
(Augusto Monterroso)

Primero.
Cuando tengas algo que decir, dilo. Cuando no, también. Escribe siempre.

Segundo.
No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

Tercero.
En ninguna circunstancia olvides el célebre dictum: "En literatura no hay nada escrito".

Cuarto.
Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

Quinto.
Aunque no lo parezca, escribir es un arte ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje para esta lucha ejercítate de día y de noche.

Sexto.
Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza. El primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores. Evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.

Séptimo.
No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.

Octavo.
Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

Noveno.
Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree. Cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

Décimo.
Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.

Undécimo.
No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.

Duodécimo.
Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones. Si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.

El autor da la opción al escritor, de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.

*Augusto Monterroso (guatemalteco, 1921-2003) vivió la mayor parte de su vida en México. En su obra -de prosa concisa, accesible, claramente inclinada a la parodia, la fábula, el absurdo, el humor negro y la paradoja- se destacan los títulos: Obras completas (y otros cuentos) (1959), La oveja negra y demás fábulas (1969), Movimiento perpetuo (1972) y la novela Lo demás es silencio (1978).

Fue galardonado con el premio Villaurrutia en 1975 y en 1988, con la condecoración del Águila Azteca. En 1996, recibió el Premio Juan Rulfo de narrativa.

martes, junio 15, 2004

También enfrento misterios inexplicables.

Cuando era niña tenía la impresión (cuando uno es niño cree las cosas más raras) que las personas, si se les daba una buena razón, podrían revertir su forma de actuar o ver la vida, tan obtusa o prejuiciosamente. A veces tenía una enorme frustración con mis compañeras, chicas bellas, inteligentes y tan infelices.

Pensaba que era tan fácil amar a Dios.
Y a conocerlo.
En ese amor y conocimiento podría reanimar sus vidas del terrible y decadente acontecer, del que constantemente se quejaban.

Ahora me ha entrado la duda. Esas contradicciones vitales que alguna vez se planteó Büchi.
Y me planteo preguntas que no sé responder.

Ella pololeaba con Miguelito. Tierno él. Sólo que cada viernes por la noche se perdía en la botella y no regresaba hasta el lunes, con unas ojeras como para pisarlas. Macarena (La Maca, para los amigos) asistía a misa o algún evento en su parroquia, para olvidar su soledad de fin de semana, pensando que tal vez los rezos… en fin, esas cosas. Tú sabes, no hay peor ciego que el que no quiere ver, y peor si se está enamorada. Ceguera doble.

Se sucedieron los años. La Maca iba perdiendo su lozanía. Y también la esperanza. Muchas veces se quedó esperando el paseo a la piscina, la entrada al cine, la venida del Papa, la visita a su abuela. Él había salido con sus amigos. Impuntualidades, disculpas, ausencias se sucedieron como vas sacando las hojas al calendario. Llegaron las peleas, las lágrimas, las reconciliaciones, todo eso tan patético que anuncia el fin de una relación. Ellos (mas bien ella) quisieron mantener algo que había nacido muerto. Perdió 10 años de su vida (¿cómo puede aguantar tanto una mujer, my God?) y quedó, ya sabes, hecha huila.

Amar es algo misterioso. Casi violento. Induce a pensar y a esperar lo imposible. A veces se gana. A veces no. Una recrea al otro a la imagen y semejanza de los propios deseos, lejanos años luz a la realidad. Sólo que no se sabe. Es un estado alucinado e ilógico. Pero magnífico. El que nunca ha amado no tiene idea el infierno que se vive. Y el éxtasis. La adrenalina haciendo burbujas en tus venas.

Dije que perdió 10 años de su vida, pero dije mal. Amar nunca es una pérdida. Sólo esperó demasiado. Tal vez nadie pueda cambiar después de los diez años, por lo menos eso dicen los psicólocos, que algo le pegan al cuento.

En fin, ninguna receta resulta mejor que otra.
"Sólo Dios sabe si vuelvo", decía un cartel en el micro.

¿Qué pasó con la Maca? Ahora pololea con un católico-apostólico-romano. No sé si lo amará tanto, pero ya no vive “como loro en el alambre.”



lunes, junio 14, 2004

Toyita.

Los judíos sostenían la premisa que en el nombre de la persona está la persona. El nombre no es una designación arbitraria o un grupo de sonidos. El nombre nos dice la naturaleza, la esencia, la historia de aquel (o aquella)que es designado (a) con él.
En Éxodo 3 Moisés es el primero que pregunta el nombre de Dios. Y le responde:”YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.”
Tanto era el temor de incurrir en una ofensa “al Nombre” (en consecuencia a la Persona), que no se atrevieron a pronunciarlo. Así que escribieron al borde de la línea que decía el tetragrama (YHWH) “Adonay”(Señor).

Si es así, las Soledad están condenadas a la idem; para ellas la compañía sería anti ellas mismas.
Las Linda (obligadas a invertir en cirugía si son lo contrario).
Las Victoria, jamás vencidas (qué peso específico). Ni un llantito de mujer inmadura.
Las Consuelo, Rosario, Trinidad, Pía, Dolores, Nieves, Rocío, Ángeles, Mara, Paloma, Bárbara, Blanca, Clara, Luna, Prudencia, Riss, Iris, etc. Todas ellas cargan con una asociación adicional que no solicitaron al nacer.
Una compañera de estudios era apodada “La bicicleta” tan desgarbada que parecía a punto de quebrarse. Su nombre real: Pilar.
Otra se llamaba Zoila Inés. Cada vez que concurría a alguna oficina y decía su nombre pensaban que estaba chacoteando.
No es broma lo que los padres hacen con una. Francamente es un atropello. Miren que ponerle América o Fidelia ¡no hay salud!
A quien corresponda: Solicito una ley simple para cambiarse el nombre y re-bautizarse como una quiera. Por lo menos a mi me llaman Toyita. Suena más querible que el tremebundo Victoria con el que me llamó mi abuela.


domingo, junio 13, 2004

Momento perfecto.

Antes que el frío de nieve envuelva nuestra comunidad (vivo en un valle rodeado por la Cordillera de Los Andes), el sol y la brisa nos alegran y nos preparan para esos aciagos y negros días de encierro, cuando las estufas quedan rendidas de tanto trabajo y la nariz ni huele de congelada.

Regresaba del trabajo, caminando sin preocupaciones. De pronto el horizonte al atardecer se torna de fuego (sólo que sin Elías) y los cerros se oscurecen de un gris metálico con la sombra de las nubes aleteando sobre ellos.
Sobre la colina cercana se alza un niño. De su mano nace el volantín como la extensión de sus sueños, girando libre en el viento con su danza multicolor, haciendo signos irrepetibles y ligeros. Libre y preso al hilo de su dueño.
Más allá aparece otro. Y otro. Y otro.
El concierto de colores refresca la mirada y alegra el espíritu. Ni Nureyev danzó más graciosamente, mientras la brisa del Este impone su ritmo y perfección.
Me quedo absorta, sumergida en el magnífico espectáculo hasta que el horizonte de fuego va desapareciendo y las madres llaman a los niños a la cena. Poco a poco el hilo invisible hace descender los pájaros multicolores y la noche oculta las formas.
Sigo mi camino de regreso a casa, fatigada por el esplendor de la belleza.




sábado, junio 12, 2004

Antes de los 10.

A la luz de los últimos descubrimientos sicológicos, jamás voy a terminar de agradecer a mi madre su gran bondad con Luis, el bebedor consuetudinario que vino a nuestra casa para venderle la más bella edición (canto dorado y papel biblia) de los cuentos de Oscar Wilde y Otelo de Shakespeare.

“Para la niña” (esa era yo), dijo el ebrio, en el intenso deseo de la sed. Ella le alargó unas monedas y yo me quedé con el mundo de El príncipe Feliz.
Así inicié el camino sin retorno. Apenas sabía juntar las letras y de Otelo no comprendí nada de nada. Esos sentimientos excéntricos y terribles me sonaban a seres lejanos, casi al límite de la locura. La verdad es que todavía los celos son un sentimiento desconocido para mí.
Hoy descubro en varios estudios de psicología del aprendizaje que los niños se forman casi por completo antes de los 10 años, edad de la maduración del cerebro. De ahí la responsabilidad de cada adulto cuando se le cruce un niño por delante.
He escuchado las más banales preguntas a los menores.
- Y Rosita ¿estas pololeando? (La Rosita apenas apunta a los 6)
- Jaimito ¿Quién te gusta de tu curso? (Jaimito no se ha planteado ese problema filosófico aún)
Y después los adultos tenemos el descaro de quejarnos porque los jóvenes no leen, que este es un país de ignorantes, que ya no se puede editar libros porque nadie compra y otras lindezas semejantes.
Si un padre o una madre no se ha sentado con sus hijos a leerles aunque sea El Condorito, ¿con qué ropa se atreve a reclamarles si tienen déficit de aprendizaje?

Te preguntas por qué tanta historia con la lectura. Es que estoy aburrida. Aburrida de oír palabras mal usadas, reclamos infundados y locutores avergonzando a los estudiantes en todos los medios de comunicación, sin que nadie asuma alguna responsabilidad. Todos pretenden que seamos un país culto, ético y tolerante. Pero nadie admite que todo eso pasa por educar “antes de los diez años”. Y eso es un trabajo largo que requiere paciencia.

Cuando se cruce algún peque en mi camino,prometo que no le haré las típicas preguntas idiotas, sino hablaré seriamente con él o ella del mundo del Príncipe Feliz. Tal vez pueda ayudarle a que descubra la maravilla del lenguaje.

viernes, junio 11, 2004

Héctor.

La Iliada, ese poema épico, orgullo de la humanidad y con razón, cuenta la historia de Héctor, hijo mayor del rey troyano. Héctor muere peleando por su pueblo, fuera de las murallas de la ciudad, como un intercesor entre éstos y Aquiles que lo persigue con furia hasta darle muerte (vea Canto XXII).

Todos moriremos.
¿De qué manera?
Esa es la cuestión.
Rainer María Rilke, poeta austriaco, lo dice armoniosamente:
"La muerte es grande, /y le pertenecemos; /cuando nos creemos en el corazón de la vida, /osa de pronto llorar en nosotros".
Dylan Thomas sostiene algo diferente (aunque en el fondo lo mismo):
"Y la muerte no tendrá señorío. /Aunque las gaviotas no griten más en su oído ni las olas estallen ruidosas en las costas; /aunque no broten flores donde antes brotaron ni levanten ya más la cabeza al golpe de la lluvia;/aunque estén locos y muertos como clavos,/ las cabezas de los cadáveres martillarán margaritas; /estallarán al sol hasta que el sol estalle, /y la muerte no tendrá señorío."

Diga lo que se diga, "está establecido que los hombres mueran una vez". Sin embargo no es lo mismo morir aterrado frente al fuego del infierno y la incertidumbre de la eternidad, a morir en paz, beatíficamente rodeado de tus hijos, susurrando maravillado que ángeles descienden a buscarte. O como Héctor, gloriosamente en la historia cantada por todas las edades, independiente de lo mitológico que sea.
Cómo vives y cómo mueres hace la diferencia entre la nobleza y la vulgaridad; entre lo inmortal y lo perecedero.

Un obsequio para Héctor, el que vive para amar. Al igual que aquel héroe mítico, da su vida intercediendo por otros. ¡Gracias a Dios por conocerle!

jueves, junio 10, 2004

Seres en extinción (lamentablemente).

En mi vida he conocido algunos hombres santos. Una que otra mujer también.
Tal vez tú no has conocido a ninguno; esa privación te ha hecho un poco escéptico u obstinadamente agnóstico.
Santos, no de esos para canonizarlos.
No, definitivamente.

Pagan impuestos como cualquier mortal, comen, tienen gripe, a veces se molestan con las noticias contingentes, en ocasiones son tajantes en sus principios (pueden defenderlos a ultranza pero al mismo tiempo pueden entender al otro y conservar la paz); algunos son buenos para la “talla”, en fin.
Humanos.
Su amor hace la diferencia.
Su amor por el prójimo es casi un insulto a tanta soberbia desparramada por el mundo.
Su ninguna vanidad.
Su sentido de lo importante y lo superfluo.
Serviciales hasta la tontera.
Desconocidos como la piedra escondida entre la Roca, que ignoramos cuánto de valioso tiene interioramente.
No salen en la tele, ni por casualidad.
Ni en LUN (¡Dios los libre!)
Ni siquiera han sido invitados a un Te Deum. Tampoco eso les quita el sueño.
Sólo quieren hacer suyas las palabras de Jesucristo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”
Y de verdad lo están logrando.

Sólo ellos hacen que este mundo no se pudra totalmente.

miércoles, junio 09, 2004

Kenosis

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” (Apóstol Pablo).

martes, junio 08, 2004

Procacidad.

Apenas se empina en los 7 añitos.
Bella como una muñeca saltarina; encantadora con esa risa. ¡Ah!, su risa ligera como ala de mariposa sobre las hojas recién nacidas.
Angelical con sus largas y rubias trenzas y su cabecita adornada con moños de colores.
Sus grandes ojos claros, transparentes y su uniforme de colegio, impecable.

A pesar de lo que he leído (y no es poco), los niños son seres extraños para mí. Guardan detrás de su inocencia un mundo insólito y vehemente que no comprendo.
La encantadora niña de pronto se enoja. Se yergue desafiante sobre sus zapatos de colegio, alarga su pequeña mano en un gesto obsceno y le grita desafiante a su compañera de curso los más duros garabatos que mi oído haya escuchado alguna vez. Todos los que tú y yo sabemos y que jamás hemos usado por impúdicos y desvergonzados.

La tarde parece detenida, o tal vez soy yo que me he quedado petrificada, mirando ese ser angelical que vocifera soezmente, sin ninguna vergüenza.
El misterio de la procacidad en una boca tan diminuta me cohíbe y perturba.

lunes, junio 07, 2004

En viaje.

Cuando ya había leído los libros más inverosímiles, quise enterar el resto de mi vida en algo importante, profundo, grande; algo que me hiciera olvidar este anodino acontecer de mujer trabajadora, contribuyente año a año y escritora frustrada.
Primero pensé aprender a volar alas delta. Pero sufro de vértigo, así es que lo descarté de inmediato. Lo mismo con el benji y el paracaidismo. No, ese no era el camino.
Luego pensé en la música, que me apasiona tanto como la lectura. Pero me falla un oído y tengo voz de pito.
Y la pintura. Lo intenté y algo he hecho. Hay un placer insólito en la paleta de bellos colores. Pero la “economía social de mercado” (léase importaciones del lejano Oriente) mermó mi capital. Como dicen en el sur “con dinero se compran huevos”, hasta ahí llegué con el arte. De hambre no soy capaz de morir, como los artistas bohemios y despreocupados del vil metal.
Respecto a las posibilidades de dedicarme a la vida mundana, fiestas, drogas, sexo y alcohol, lo consideré muy improbable. Me provocan náusea los olores fuertes, y las fiestas tienden a deprimirme. Además soy demasiado tímida para la vida social.

Así es que, agotado el espectro de mis cortas posibilidades (no soy ni rica ni de familia noble que me mantenga), descubrí lo perfecto para mí. Lo que estaba ahí, esperando siempre con santa paciencia, al alcance de mi mano: El Libro.
Lo había leído desde mi infancia, había aprendido de él muchas palabras y espeluznantes historias (dime si no lo es la historia de la concubina que cortan en pedacitos). De pronto algo me sucedió. Una avidez desconocida, una urgencia extraña. Como si las páginas me llamaran en una invitación fascinante al más espectacular viaje. No pude resistir. Me lancé al Génesis como si jamás lo hubiese leído. Luego el Éxodo y así he seguido, alucinada.

Aquí estoy, inmersa y perdida en las páginas del Libro. Hambre y comida; lágrima y risa; gloria y desasosiego. ¿Qué quieres?, me he marchado ineludiblemente hacia un mundo desde donde no pienso volver. Así es que si algún día no aprezco por esta página, aviso que estoy viajando. Y tal vez (tengo la esperanza) me suceda lo de Enoc.

domingo, junio 06, 2004

Una invitación especial para mi amable lector (a)

Como ya te habrás dado cuenta, creo en Dios.
No en una entidad medio kafkiana, allá lejos en algún cielo sempiterno e inalcanzable. Creo en un Dios que de alguna manera desea comunicarse con las personas.
De otra manera ¿para qué nos crearía?
¿Para dejarnos vagar por la historia, sujetos a nuestras propias pasiones e incertidumbres?

Creo en un Dios bueno.

Es en esa bondad que Él afirma: “Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo.”

Habló Dios a Noé, a Abraham, a Moisés, a David, a Salomón, a Pablo… y a mi abuela Juana. Habló con ellos y por medio de ellos.

Creo que Dios habla hoy por medio de esa Palabra “inspirada” (respirada, infundida, influída, iluminada) que nos dejó.

¿Por qué no abrir el Libro y conocerle si Él desea nuestro bien?

Hay una bendición especial para el que lee.
Favor, mira en Apocalipsis 1: 3 “Bendito el que lee esta profecía y benditos los que la escuchan y la guardan, porque la hora de su cumplimiento ya está cerca”.

sábado, junio 05, 2004

Algunos "ismos", sólo para sonreír, si se puede.

Catolicismo. Haz lo que digo, no lo que hago.

Agnosticismo. Na’ de na’.

Anglicanismo. Frío, frío como el agua de río.

Metodismo. ¡Ay! Si Wesley se levantara de su tumba, otro gallo nos cantaría.

Comunismo. He soportado el mismo discurso noche, trasnoche, trasnochado, interminable y decadente.

Feminismo. ¡El eterno femenino en extinción! Ganamos pero perdimos.

Machismo. ¡Pobrecito mortal! ¿Quién dijo que eras el rey de la creación?

Calvinismo: Dios no es calvinista.

Pentecostalismo: Tampoco pentecostal.

Asambleísmo: Azuza ya es historia.

Misticismo. Ellas: falda negra larga, pelo ídem. Cero maquillaje, ojos bajos, ropa holgada. Sonrisas, pocas. Risas, jamás.
Ellos: Terno oscuro, camisa sobria, corbata. Pelo cortito, peinado ojalá a la gomina. Sonrisas, muy pocas. Risas, menos. Cuerpo levemente inclinado, mirada indirecta. (¿Existirá todavía esta especie en extinción?)

viernes, junio 04, 2004

Valdivia.

A diferencia de don Diego “el Adelantado”, Pedro de Valdivia descendía de una familia de hidalgos, tuvo educación esmerada y quiso ser militar no en un afán de aventura. Eso definió su empresa. El lucro fue su segunda pretensión. La primera: su nombre en la posteridad. Años más tarde (ya establecido en Santiago, le escribe al rey contándole las enormes dificultades que pasó para llegar al centro de Chile y la bravura de los aborígenes de estas tierras. Le explica que seguirá viviendo aquí “para dejar memoria y fama de mí”.
“Loco”, fue lo más suave que le dijeron sus amigos en Perú cuando pidió permiso a Francisco Pizarro y empeñó todos sus bienes para la marcha hacia Chile.
Nadie quería acompañarlo en tamaña empresa, donde el oro brillaba por su ausencia.
Sin embargo don Pedro no se amedrentó. Invirtió su fortuna personal y su nombre para animar a algunos de sus amigos para cruzar un desierto de más 800 kms., hielo de noche, fuego de día. A patitas los sirvientes. A caballo los que tenían uno. Además con víveres, pertrechos y otros adminículos propios de la época.
Con toda la riqueza adquirida en el Perú podría haber vivido como millonario en Europa. Sin embargo el afán de gloria lo empujó hacia el sur. Formar una nación, un pueblo en el fin del mundo. Un pueblo que llevara su rostro y su lenguaje; que impulsara a sus descendientes a otras empresas más australes.
Según los historiadores, el símbolo de su expedición son las semillas, los animales domésticos y otros accesorios que acarrearon con grandes sacrificios para establecerse en este lugar. A diferencia de los otros conquistadores, Valdivia no buscó el oro (de hecho murió endeudado) sino forjó una raza. Y en ese afán murió.
Una singularidad: su amor por esta tierra, amor que creció mientras la conocía.

jueves, junio 03, 2004

Santiago del Nuevo Extremo.

Todo provinciano que llega a la Capital (especialmente el que usa esa puerta de entrada llamada Estación Central), viene con un prejuicio intrínseco: Todo santiaguino es mentiroso, soberbio, engreído, materialista, ladrón y lo quiere engañar.
Es que las grandes ciudades están vivas, cambian y sorprenden. Pareciera que van a tragarte. En tu pueblo pequeño eres Don. Aquí eres Nadie.
Recorro Santiago y descubro la falacia de esos prejuicios. Algún oscuro temor y un poco de envidia encubierta los generó en nuestros abuelos. Porque esta ciudad tiene un encanto arrollador.
Y una violencia que estremece.
Contaminación del aire.
Y bullicio.
Una configuración digna de un cuento de Kafka. Nombres de calles que se repiten en todas las comunas; vericuetos sinuosos; triángulos y accesos, que si vas en auto puedes entrar pero no sabes dónde vas a salir. En invierno es irrespirable. Un aire picante te hace trizas la garganta y los pulmones. Ahí todos despotricamos contra Valdivia que no tuvo “visión de futuro” y fundó la ciudad en un hoyo.

Historiemos brevemente, para no cometer ninguna injusticia con aquellos ambiciosos y esforzados españoles, mal que mal nos legaron una capital. No será Nueva York, París o Buenos Aires, pero es nuestro Santiago.
Don Pedro llegó a las orillas del Mapocho en el mes de diciembre de 1540, después de cruzar el enorme y terrible desierto, batallar con los indígenas, perder bastantes pertrechos y a punto del desaliento. Al pie del cerro Huelén el lugar era paradisíaco. Aguas limpias, vegetación abundante, clima templado, tierras de sembradío, gente natural de condición sana y robusta, aparentemente pacíficos (después vieron que no lo eran tanto). No estaba situada ni tan al norte como Coquimbo (muy cerca de Pizarro), ni tan al sur como Concepción, que lo desvincularía del Perú.
Todos estaban agotados después de once meses de caminata.
Y aquí se quedaron.
Tiraron líneas en la Plaza de Armas y midieron hacia el sur, norte, este, oeste en manzanas simétricas.
Examinaron el lugar prolijamente, siguiendo la ordenanza del emperador Carlos V, quien había detallado con minuciosidad cómo y dónde deberían fundarse en el Nuevo Continente. Nada fue al azar como pareciera serlo ahora. Como si la ciudad estuviera creciendo sin control.
Seguimos mañana....

miércoles, junio 02, 2004

Cuestión de filología.

“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada”.

Lengua de víbora.
Lengua larga.
Lengua viperina.
La lengua no tiene hueso.
Mala lengua.
Boca de tarro.
Boca de chomba.
Por la boca muere el pez.
A palabras necias, oídos sordos.
A palabras infecciosas, oídos penicilínicos.
La lengua perversa hace daño al espíritu.
La lengua amable es un árbol de vida.

“Ningún hombre puede domar la lengua”, dijo el apóstol Santiago. Parece que lo había pasado mal con esto de las palabras.


martes, junio 01, 2004

El humor es bueno para la salud..., aunque sea humor negro.

¿Como hubiera sido la historia si Noe hubiese viviendo en nuestros tiempos?
El Señor le habló a Noé y le dijo: "Dentro de 6 meses haré llover 40 días y 40 noches, hasta que toda la tierra sea cubierta de agua y toda la gente mala sea destruida. Pero quiero salvar a los buenos y a dos criaturas de cada clase viviente del planeta. Te ordeno construir un arca".
Y entre rayos y centellas le dio las instrucciones de lo que debía hacer, mientras tembloroso, Noé solo decía: "Vale, Señor, como tu quieras..."
¡¡ Seis meses y comenzará a llover!!" -tronó el Señor. "Mas te vale tener el arca lista a tiempo, o aprende a nadar por el resto de tu vida".
Pasados los 6 meses, el cielo se nublo de golpe y el diluvio comenzó. El Señor se asomó entre los negros nubarrones y pudo ver a Noé llorando en el patio de su casa y no vio ninguna arca. "¿Dónde esta el arca, Noe?", preguntó.
"Perdóname, Señor -suplicó el pobre hombre- hice lo que pude, pero encontré grandes problemas: Todo empezó al tener que obtener un permiso de construcción y pagar unos altísimos impuestos para poder sacar los planos.
Después de eso me exigían que el Arca tuviera un sistema de seguridad contra incendios. Entretanto, los vecinos se quejaron de que yo estaba construyendo el arca en una zona residencial, y en eso perdí varios meses en visitas inútiles al Ayuntamiento. Además, al no poder realizar la constitución de una Sociedad Limitada a nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y un Poder Notarial que me acreditara como representante legal tuyo, complicó aun mas todos los trámites, que a continuación te explico.
Con el Ministerio de Hacienda fue otro problemón, ya que por tratarse de un proyecto de gran magnitud, no nos quiso registrar como no contribuyentes en la declaración de la renta, ni como Asociación Civil sin fines de lucro, sino como contribuyentes en grado máximo, sugiriéndonos que le cobráramos a los animales las entradas para el viaje con el IVA (impuesto de valor añadido) desglosado por una maquina registradora homologada por el propio Ministerio. Cuál sería mi sorpresa cuando recibimos una notificación del mismo Ministerio por un adeudo ya con multas y recargos por efectuar el trámite fuera de los plazos exigidos.
Pero, el principal problema fue conseguir suficiente madera para fabricar el Arca, pues el Ministerio de Medio Ambiente no quiso entender que se trataba de una emergencia, y cuando les dije que eran ordenes tuyas para salvar a la especie humana y a los animales, me denegaron los permisos alegando que con el antecedente histórico de Titanic, los barcos grandes siempre se hunden. Entonces aparecieron los Sindicatos de Trabajadores, apoyados por el Ministerio de Trabajo, exigiéndome dar empleo a sus carpinteros afiliados.
Mientras tanto, comencé a buscar los animales de cada especie y tropecé con la oficina de Parques Nacionales que me obligo a llenar muchísimos formularios y pagar otros tantos impuestos. Además pidieron la elaboración de un "Estudio de Impacto Ambiental" en la zona, en el estado y en el país. Después de entregar 25 kg. de papel, me devolvieron todo porque las obras del Arca quitarían la vista de la bahía al chalecito del presidente de la comunidad autónoma, aunque oficialmente, el rechazo de la solicitud es debido a que los folios no tenían el tamaño correcto.
Para poder darles de comer a los animales durante su estancia en el Arca, hubo que tramitar ante el Ministerio de Bienestar Social el permiso correspondiente, quedando pendiente la auditoria a las instalaciones donde se prestaría el servicio. La Comisión Nacional de Emergencias, por su parte, me pidió un plano de la zona que iba a ser inundada y les envié un globo terráqueo. Casi me matan...
El Ministerio de Transportes exigió que al Arca se le sacara un registro como Servicio Público con su correspondiente placa SP para poder navegar por los canales de peaje y ante Matriculación hubo que tramitar las placas de matricula correspondientes así como su verificación, a pesar de no tener motor.
Por ultimo, el Ministerio de Interior y la Fiscalía Antidroga, me practicaron un allanamiento en busca de drogas y me destrozaron lo poco que ya había logrado avanzar en la construcción del Arca..."
Luego de un largo silencio el cielo empezó a despejarse. Salió el sol y un arco iris iluminó el Firmamento.
"Quiere esto decir, Señor, que ¿ya no vas a destruir la tierra?"
No, - respondió una voz entre las nubes- "ya el Gobierno se esta encargando de eso...."

(Gracias a "el atrio.net")

Gracias.

Todavía no nos reponemos de una y viene otra, como una ola de imágenes que nos arrastran a la angustia y la consternación. Se nos mueve el p...