jueves, abril 29, 2004

"Artículo de primera necesidad"

Perdón, ayer estuve un poco densa. Es que a veces me baja la onda de poeta y me pongo a separar palabras donde mejor resulten. Confieso que no le llego ni a la suela del zapato a David con sus Salmos, a Zurita con su Purgatorio o a Parra con Versos de Salón. Por supuesto que menos a Gabriela Mistral con su Tala o a Pablo Neruda con Residencia en la Tierra. Verseo para romper un poco la monotonía. Y sostengo la premisa de mi estimado don Nicanor: “La poesía fue un objeto de lujo/ Pero para nosotros /Es un artículo de primera necesidad: / No podemos vivir sin poesía.

¿Has leído El Cantar de los Cantares? Es bellísimo.
¿Y el Canto a mi mismo? ¿En serio que no?
¿Y el Canto General?
¿Bécquer, talvez?
¿Un poquito de Machado?
¿No?
Mmmm…

Ya, entiendo. Tu debilidad no es la poesía, precisamente.
Entonces dejémoslo hasta aquí. Pero, voy a ser un poco majadera. Te regalo este fragmento de Enrique Lihn:

Porque escribí.

Ahora que quizás, en un año de calma,
piense: la poesía me sirvió para esto:
no pude ser feliz, ello me fue negado,
pero escribí.
Escribí: fui la víctima
de la mendicidad y el orgullo mezclados
y ajusticié también a unos pocos lectores;
tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto;
una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.
Pero escribí: tuve esta rara certeza,
la ilusión de tener el mundo entre las manos
-¡qué ilusión más perfecta! como un cristo barroco
con toda su crueldad innecesaria-
Escribí, mi escritura fue como la maleza
de flores ácimas pero flores en fin,
el pan de cada día de las tierras eriazas:
una caparazón de espinas y raíces
De la vida tomé todas estas palabras
como un niño oropel, guijarros junto al río:
las cosas de una magia, perfectamente inútiles
pero que siempre vuelven a renovar su encanto.
La especie de locura con que vuela un anciano
detrás de las palomas imitándolas
me fue dada en lugar de servir para algo.
Me condené escribiendo a que todos dudaran
de mi existencia real, (…..)
Pero escribí y el crimen fue menor,
lo pagué verso a verso hasta escribirlo,
porque de la palabra que se ajusta al abismo
surge un poco de oscura inteligencia
y a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados.

Pero escribí y me muero por mi cuenta,
porque escribí porque escribí estoy vivo.

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Gracias.

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