martes, abril 20, 2004

Creo en el Dios de la Biblia

La existencia de Dios no es defendible. Ni siquiera, en forma natural o intelectual, se puede convencer a alguien. Tampoco Dios necesita que se le defienda, ni necesita probar su existencia. Es el Espíritu que “convence” al que está interesado en estas materias. ÉL ES. Es el Eterno, el siempre presente, el Innombrable, Elohim, Adonay, Shadai, Jehová o Yahvé, el Altísimo, Omnisciente, Omnisapiente, Dios Creador.
“Ningún ser humano puede resistir la dificultad y los problemas de la vida sin tener una fe. Los ateos no pueden probar que no hay Dios. Los panteístas no pueden probar que todo es Dios. Los pragmáticos no pueden probar que todo lo que contará para ellos en el futuro es lo que funciona ahora. Tampoco pueden los agnósticos probar que es imposible saber si es o no es así. La fe es inevitable, aunque decidamos sólo creer en nosotros mismos. Lo que ha de decidirse es cuál es la evidencia que consideramos pertinente, cómo vamos a interpretarla, y a quién o en quién estamos dispuestos a creer” (RBC Ministries-Grand Rapids MI, 49555-0001.)
Por otra parte, Dios desea ser conocido, darse a conocer, que el hombre le comprenda y, a través de ese conocimiento, le ame. “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio, y justicia en la tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová.” (Jer. 9:23). Yo adhiero a eso.

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