viernes, noviembre 19, 2004

La nueva ley de divorcio.

Cuando se abrieron las puertas de la Secretaría de la Corte de Apelaciones de Santiago, ya había presentadas 14 demandas de divorcio. Las primeras que ingresan a tramitación judicial bajo la nueva ley de matrimonio civil que comenzó a regir a contar de ayer, jueves 18 de noviembre 2004.
Tras 10 años de discusión parlamentaria y 120 años de vigencia de la antigua,¡nos salió una nueva ley de divorcio! ¡Eureka!, celebran algunos, como si se hubiese descubierto la pólvora.

¿Qué hay que celebrar?
¡My God!
¿Qué se casaron con tantos sueños y se destruyeron en el tiempo?
¿Qué se prometieron cosas (ingenuos ellos) que no supieron cumplir?
¿Qué terminaron tirándose los platos por la cabeza?
¿Qué hubo cientos de noches lloradas o terminadas en la posta?
¿Qué los hijos sufrieron todos los atropellos imaginables?
¿Eso vamos a celebrar?

Para eso, mejor tomemos nuestra celebración y hagamos bolitas con ella. Vergüenza debería darnos de ser un país mediocre, que no sabe para dónde apunta. No saber qué significa integridad, la palabra empeñada o la delación. Vergüenza debería darnos que los hijos sean testigos inocentes de tanta barbarie.

Me voy a encerrar en casa a llorar sobre nuestra decadencia, y conste que no tengo nada contra el divorcio. Lo que tengo es pena del largo y ominoso proceso cómo se llega a él.

Tal vez deberíamos pensar un poquito más antes de dar el famoso Sí.
Tal vez después de haberlo dado deberíamos sostenerlo como el primer día.
El amor se construye sobre miles de actos pequeños de aceptación, renuncia y respeto.
¡Lástima por nosotros que todavía no descubramos lo fundamental!


No hay comentarios.:

Gracias.

Todavía no nos reponemos de una y viene otra, como una ola de imágenes que nos arrastran a la angustia y la consternación. Se nos mueve el p...