Herméticos son los pasos
del que huye
aferrado a la estaca asesina;
su marca traspasa las edades
desnuda en el grito
de la sangre que clama.
Caín vuelve victorioso a levantar la mano
multiplicado en los espejos
protegido por el signo
aclamado.
Un instante de furia bastaría
para encender el mundo;
sólo una palabra,
Abel espera mansamente el sacrificio
el único,
la soga, la cruz, la espada
la bomba contenida
listo, ya.
sábado, julio 17, 2004
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