Dios, Tú eres mi pastor;
en tu presencia nada falta.
Me haces descansar en prados verdes,
y para calmar mi sed
me llevas a serenas aguas.
Das nuevo impulso a mi sangre, me guías por el mejor camino.
Puedo atravesar terrenos peligrosos
sin el miedo acechando,
porque cuidas de mí y siempre estás a mi lado;
me indicas el camino de paz y de confianza.
Si se enojan mis enemigos,
(todos tenemos alguno)
Tú me invitas un banquete y me llenas de alegría;
¡me das un trato espléndido!
Dios, estoy segura que tu bondad y tu amor me acompañarán mientras yo viva,
y que eternamente viviré donde tú vives.
miércoles, julio 21, 2004
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