domingo, agosto 08, 2004

La sola fe.

A veces somos más papistas que el Papa. Queremos enmendarle la bitácora a todos, en especial a Dios, dándole algunas recetas de cómo manejar el mundo o lanzándole una cantidad indeterminada de preguntas inconducentes.

Un compañero de trabajo anda siempre con las interrogantes de “por qué Dios no se preocupa de los niños con hambre” y “por qué los desgraci’os de los pederastas” y que tanta injusticia y que las platas de Pinochet y por qué…, etc.

La vida está llena de interrogantes. Y aquel que no pregunta (aunque sea leseras), no recibirá ninguna respuesta. Incluso me atrevo a decir sin impertinencia, a Dios no le molesta que preguntemos.

Conocí un hombre llamado Habacuc, en aquel tiempo magnífico que hice el ejercicio de memorizar sus palabras. "Hasta cuándo, Dios, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia".

La perplejidad y el misterio están a la vuelta de la esquina cuando Dios guarda silencio y nos abismamos entre los signos ¿…? Cuando las respuestas tardan y nos enfrentamos solos a la noche sin estrellas. Entonces decimos ¿hasta cuándo, Señor?

La fe es una cuestión extraña y preciosa. En la incertidumbre, se revela de pronto dándonos la respuesta especifica, la solución correcta, la perspectiva adecuada, amplia y clara. Todos, tarde o temprano tendremos la certeza de lo verdadero. Todos tenemos esa oportunidad, es justicia.
Habacuc tuvo la suya: “He aquí que aquel cuya alma no es recta se enorgullece; mas el justo por la fe vivirá".
Esas palabras brillaron en la oscuridad más densa de la Edad Media e impulsaron la Reforma, aun cuando algunos duden del resultado. Cualquier problema temporal debe ser comprendido en nuestro contexto histórico y total como habitantes de la tierra, según el propósito declarado y voceado por todas las edades.

Ninguna generación se ha quedado sin respuestas (la nuestra tampoco) y eso lo confirman los libros de historia.
Mi curiosidad a veces es excesiva. Sin embargo creo y todo es posible.

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Gracias.

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