viernes, agosto 20, 2004

¿Me recordarás?

Llegará ese día.
Lo sé como que me llamo Toyita.
Ese día no estaré.

Alguien llorará (tal vez) y cantará la canción que tengo estipulada en mi último deseo. Una mano amiga colocará un ramo de rosas, esas que tanto me gustan y me recordará con alguna palabra cariñosa; le doy gracias.

¿Recordarás mi lado amable?

Olvida el descontento, las quejas y las no pocas veces de mi ira.
Recuerda esta risa y la canción insípida voceada en alguna tarde, cuando imitamos algún cantante antiguo y bailamos hasta que nos dolieron las piernas.
No quiero ser trágica. De hecho lo soy, un poquito. Pero ahora no, ahora soy objetiva. Todos llegaremos a ese mismo lugar; todos cruzaremos esa puerta; todos beberemos la misma sombra pasajera, ese abrir y cerrar de ojos, ese sueño leve que nos llevará a la otra dimensión. Mi Padre tiene listo el hogar. De otra manera Jesús no lo hubiese dicho: “Voy, pues, a preparar lugar para ustedes, para que donde yo estoy, ustedes también estén”.

Creo esa afirmación.
¿Por qué debería dudarlo?

Amo la vida.
Disfruto del aire que respiro, del pan, el agua, las miles de pequeñas tareas que conforman la cotidianeidad. Soy una de las muchas personas que puede decir: Fui feliz, nada me fue negado. Como el poeta, escribí. Pero hice más que eso, aprendí a amar profundamente. Reconozco que el amor me ha pillado un tanto tarde, pero en fin, todavía podemos tocar ese instrumento sin desafinar.

Adoro a Jesucristo.
Adoro ese momento pleno cuando su Espíritu sopla y se electriza el aire; cuando pareciera que los ángeles nos acompañan en el canto; cuando desciende la armonía del cielo y tomamos de su gracia.
Cuando somos llamados al perdón.
Cuando las manos extendidas sanan al enfermo.
Cuando las palabras suturan la herida de un corazón destrozado.
Cuando con la punta de los dedos tocamos lo invisible.

Tal vez no es necesario que se nos recuerde.
En ese momento todo carecerá de importancia, la dicha, la lágrima, la gloria.
Será sólo Él. ¿Para qué más?



No hay comentarios.:

Gracias.

Todavía no nos reponemos de una y viene otra, como una ola de imágenes que nos arrastran a la angustia y la consternación. Se nos mueve el p...