Escribe cartas.
Muchas cartas.
Desde su silla de ruedas, cada vez renuncia a su estado para viajar junto a la página escrita.
Son cartas sin prejuicios, sin miedos y sin la extorsión de su invalidez.
En cada página es libre y su pensamiento fluye sin impedimentos. Puede hablar de literatura, política, historia o religión; comenta el acontecer nacional y los avatares de la política con la tranquilidad que da la permanente observación y el conocimiento de los medios.
Las continuas respuestas le traen noticias de Tijuana, de Marruecos, Laos, Suecia, Portugal, China, España, Uruguay, India, y una cantidad de países que jamás podrá visitar, y sin embargo visita en cada carta recibida.
Ha vuelto a ser libre, tal como era antes del fatal accidente.
Es verdad, a veces se desanima. Pero luego siente al cartero que semanalmente recorre los 10 kms. desde el correo a su casa y da gracias a Dios bendiciendo la vida.
sábado, octubre 23, 2004
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