jueves, octubre 07, 2004

Políticos (Capítulo I).

Todavía guardo en la memoria el olor a las primeras empanadas, doradas y calientitas que comí en honor y gracias al candidato.
Era tan niña que no sabría decir quien era el agraciado y dadivoso personaje, pero sí puedo asegurar que nunca volví a comer empanadas más sabrosas que aquellas.
Algunas madres obtuvieron máquinas de coser, total una raya en el lugar adecuado no hace la diferencia, aseguraban algunas.

Dice Transparencia Internacional en su Informe Global de Corrupción 2004, que somos un país corrupto. Claro, un poquito (como chilenitos). En el Índice de Percepción de la Corrupción, en una escala de 1 a 10, aparecemos con nota 7.4, a pesar del MOP-Gate, Inverlink y CORFO y los famosos “ahorros” de quien ya sabes.

Soy testigo de la “cortesía” de un candidato a alcalde que regala canastas familiares, ropas, bienes para la casa, remedios, infraestructura, materiales de construcción, locomoción gratis para los ancianos, semáforos donde no cruzan ni los gatos, pavimentación de veredas que por años permanecieron inundadas, en fin, puedes agregar a la lista los “obsequios” de tu comuna y armaremos el perfecto perfil del candidato para estas Municipales.

Prácticas vergonzosas nos degradan.
Y yo, ilusa, defiendo el derecho que nos concede la democracia: votar por alguno.

Con razón mis amigos no quieren inscribirse en los registros.

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Gracias.

Todavía no nos reponemos de una y viene otra, como una ola de imágenes que nos arrastran a la angustia y la consternación. Se nos mueve el p...