viernes, junio 18, 2004

Cómo me hice adicta a las galletas de H2O.

Todo engorda (o casi).
Las estadísticas dicen que más de un 40% de los chilenos sufre de obesidad. Que los niños en el futuro tendrán enfermedades al corazón, que… todo negro.
¡Comer es tan rico! Pero hay toda una campaña para aguarnos la fiesta. Que el colesterol, que la glicemia, los excesivos carbohidratos, la diabetes, la mucura, la soliloquia (y otras palabrotas que no me atrevo a pronunciar); los médicos quieren que todas seamos flacas, medio famélicas y con el carácter hecho un asco. Porque dime ¿no se te echa a perder el día con tanta privación?
Que el pan, muchas calorías inútiles.
El chancho, cuidado con la triquinosis.
La carne, sin grasa saturada.
La crema, puro colesterol.
El cólera, el shu, el virus anta, amenazas por todos lados.
Coma lechuga –te dicen-, porotitos verdes, zapallitos, berenjenas (puaj), acelga, espinaca; consuma zanahoria, betarraga y nada en lata o congelado. (El Chino Ríos opina que el pasto es para las vacas ¿no tendrá un poco de razón?)
Todo fresco, al pie de la vaca, digo de la mata.
¡Idealistas los médicos!, todavía sueñan.
Claro que se van a quedar en ese limbo por un rato porque las empresas de comida chatarra están en alza en gran parte del mundo.
Los chiquillos, puro chester, papitas fritas, souflé de queso, galletas de monitos y déle al chicle miti-miti. Ni hablar de las carioca o las coco-chips, las mini kuky o los helados cretinos, digo creminos. Y la coca-cola por mayor. Anda a que entiendan esto de la “vida sana”. Habría que lavarles el cerebro, empezando por las mamis; no les niegan nada, “no ve que el niño puede sufrir un trauma”. Porque si hay alguien “consentidora”, eso son las madres de hoy.
Estoy de acuerdo, señora Doc. Acepto mi falta; me he excedido este invierno, entre un chocolate por aquí y un pastelito por allá. ¿A dieta rigurosa? ¿Puras galletas de agua?
En fin.
Pero quiero que entienda que hasta esa inocente galletica tiene más de 40 calorías.
Obligada a convertirme en rumiante, a puro pasto. ¡Será, pues!

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Gracias.

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