domingo, junio 27, 2004

No es cuestión de género.

1.- ¿Por qué existe el machismo?... porque de ilusiones también se vive.
2.- ¿Por que Dios hizo primero al hombre y después a la mujer? - Porque echando a perder se aprende.
3.- El hombre es un animal doméstico al que, si se le sabe amaestrar con suavidad y con firmeza, se le puede enseñar a hacer casi todo
4.- El hombre se casa por falta de experiencia, se divorcia por falta de paciencia, y se vuelve a casar por falta de memoria.
5.- Entra una mujer a una biblioteca y le pregunta al bibliotecario:
-Por favor, ¿dónde está la sección de los derechos de la mujer?
Bibliotecario -la ultima estantería a la derecha, la de ciencia ficción.

Cientos de páginas de humor machista-feminista se difunden en la Red, con mayor o menor malevolencia, pero todas en un tono descalificativo. ¿Tienes una idea del porqué?

Me llama la atención una encuesta reciente. Resultado, un 17% de las chicas ven a los hombres con rasgos mayoritariamente negativos (este estudio lo hicieron psicólogos en 14 naciones, entre ellas: Argentina, Perú, México, Alemania, Australia, Taiwán, etc.). Lo curioso es, sostienen, que la tendencia se repite en casi todo el mundo.
Los hombres son arrogantes. La visión sobresaliente que tienen las mujeres acerca de los hombres es que son arrogantes, tan seguros de sí mismos que imponen sus criterios por sobre los demás. Además, se los ve como independientes, altamente competitivos y hasta hostiles entre ellos. Su deseo de sobresalir reflejaría para las personas, dice el estudio, la egoísta ambición de los varones que los hace no preocuparse por los demás.
Sin embargo, pese a estos prejuicios, ellos son vistos como más inteligentes, capaces de liderar y como la primera opción a la hora de contratar para un trabajo, principalmente si se trata de una posición importante.
Las mujeres delicadas. Ellas, en tanto, son vistas como cálidas, dispuestas a trabajar en comunidad, preocupadas de los otros y dulces (¿?). Sin embargo, estos rasgos positivos son contrastados por el hecho de que también se cree que son incompetentes, poco ambiciosas, frágiles y delicadas, por lo que deben ser protegidas y guiadas por quienes son más capaces. Además, son vistas como desordenadas emocionalmente.
La razón de estas apreciaciones estaría en que, a pesar de la incorporación de la mujer al trabajo o del hombre a la crianza de los hijos, no hay un cambio de pensamiento.

No somos enemigos. No deseo ser igual un hombre; me gusta mi condición femenina. Pero tampoco adhiero a ese arquetipo de mujer lánguida y desprotegida, de ojos soñadores, moviendo las pestañas graciosamente a punto de hacer un puchero si sus deseos no se cumplen. Soy una persona, independiente de mi condición de mujer. No deseo concesiones por ello, pero tampoco deseo ser menoscabada.
Considero la tan famosa “guerra de los sexos” una lesera (perdona que sea tan violenta). Me enferma que los seres humanos desmerezcamos al otro por su sexo. Hombre o mujer es una condición que no buscamos. No hay mérito en ello. No es una cuestión de género, sino de respeto al otro en su condición, como tan sabiamente lo dice el A. Pablo: “Por consiguiente, al ser todos de Cristo no cabe ya establecer diferencias entre unos y otros, sean judíos o griegos, esclavos o libres, hombres o mujeres; porque todos somos un solo cuerpo en Cristo Jesús.”

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Gracias.

Todavía no nos reponemos de una y viene otra, como una ola de imágenes que nos arrastran a la angustia y la consternación. Se nos mueve el p...