Hiperactiva, dijo el doctor.
Molestosa, dijo la parvularia.
Al psicólogo, dijo la jefa de UTP.
El psicoloco dijo, no me la puedo, llévenla al neurólogo.
El neurólogo, cero problemas,escribió la receta: Ritalín.
Con esto de los “derechos del niño”, que no se les debe castigar para que no “sufran traumas”, hay todo un camino de abusos disfrazados.
Mi profe de básica, la amada, un día me dio un buen varillazo por las piernas y ¿dónde está mi trauma? No sé, tal vez hubiese sido mejor una anfeta ¿qué crees tú? Quizás no estaría hoy escribiendo este blog, prueba fehaciente que debo tener algún “daño psicológico” de infancia. ¡Vaya, y yo sin saberlo!
Ella, la hiperactiva, recibía una vez al mes la receta. “Era para tranquilizarme”, me dice con una mirada de cervatillo juguetón. Claro, con 45 réplicas iguales en un primero básico, ningún nervio de profesora lo aguantaba. Eso sí, jamás le tocaron un pelo.
Ahora va al psiquiatra. Cada mes recibe una dosis, sin la cual no puede vivir. Dice su doctor que tiene depresión. ¿Quién no con tanta pastilla en el cuerpo?
Imagina sólo media Ritalín diaria.
15 al mes.
15 x 12= 180 "inocentes" pastillas anuales.
¿Cuántas se pueden ingerir en cinco años?
Y así los mayores (autoridades, padres, profesores, médicos) se quejan que existe tanto adolescente deprimido. Si un cuerpecito de niño soporta entre 100 y 500 anfetaminas durante cierto período escolar, hay que ser bien de las chacras para no entender nada. ¡Y más encima culpar a los chiquillos!
Conclusión: Mi querida amiguita de apenas 12 años tiene una cita permanente con el psiquiatra. Anda trayendo a todo el mundo de cabeza, “no ve que la niña tiene depre”. Y ella se aprovecha de la situación. Manipula al padre, le saca plata a los hermanos, maneja como quiere a la madre, la han cambiado ene veces de colegio “es que los profesores le tiene mala”.
Para rematar el baile le acaban de descubrir que tiene hipertensión. ¿Será por el mitelfenidato?
“Deploramos la manera poco cuidadosa como su uso (del Ritalin) está considerado por muchos educadores, psicólogos y personal médico. Es frecuentemente recetada ligeramente, sin evaluación adecuada, y por figuras de autoridad quienes pueden ejercer presión en padres quienes tienen el deseo poderoso de hacer lo que sea mejor para su niño. El beneficiario del tratamiento debe de ser el niño – no el maestro cansado y sobre trabajado o un salón con falta de paz y quietud.” (Dra. Roselise Wilkinson)
No me gusta lo que veo.
No me agrada que se medique a los niños si no es imprescindible.
Apoyo métodos naturales, cambio de alimentación, horarios de sueño, dejar un poco la tele, dedicar tiempo a los niños. ¿No lo merecen los hijos?
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