domingo, mayo 16, 2004

Saliendo de dudas.

Predestinación: Destino pre-determinado.
Presciencia: Conocimiento previo.
Elección: Destino pre-determinado por el conocimiento previo.


Un querido amigo tiene siempre una serie de interrogantes existenciales a flor de piel. En cualquier vía que te lo encuentres, le da por plantear toda clase de preguntas que a una la dejan “marcando ocupado”, o sea, pensando más de la cuenta.

Y esto de la predestinación lo ha andado trayendo absorto por bastante tiempo. Y dicho sea de paso, me contagia, al punto que ayer me he pegado una buena desvelada con el susodicho tema, más para sesudos teólogos, que para una simple escritora de un blog.
De ninguna manera voy a meterme en “camisa de once varas” respondiendo a sus interrogantes. Si Agustín, Tomás de Aquino, Calvino y Lutero, no lograron ponerse de acuerdo ¿podré yo, modestamente, llegar a alguna conclusión? Difícil. Complejo y peliagudo. Además mi neurona favorita ha salido de vacaciones de invierno, porque si se queda en Santiago, perece por congelamiento.
Así es que nos remitiremos a transcribir algo de La Palabra, para irnos alumbrando, como dicen en el Sur “despacito por las piedras”

“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.” 1 Corintios 13:12
“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;… Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,” 1 Timoteo 2:1-4
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” Romanos 8:29
“…elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu,” 1 Pedro 1:2.
“Al Único Soberano, Rey de Reyes y Señor de los Señores, al único inmortal, que vive en una Luz inaccesible y que ningún hombre ha visto ni puede ver, a El sea el honor y el poder por siempre jamás” 1 Timoteo. 6, 15-16.

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Gracias.

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